“El
verdadero sentido de la educación es la formación humana del individuo”
Hablemos de la importancia que tiene el concepto de
comunidad para el resultado de los procesos educativos.
El
tema que me propones es de vital importancia. Si partimos de la visión de la
estrecha relación que hay entre la sociedad y la educación, donde es precisamente
esta sociedad la que nos va determinando, la que va estableciendo cuáles son o
cuáles deben ser los contenidos educativos que la escuela debe reafirmar. Por
eso no se puede desligar que, cuando comenzamos en esa carrera hacia abajo y
llegamos a la comunidad, es importante contextualizar las condiciones concretas
en que esa comunidad se está desarrollando para que la escuela sea realmente el
vehículo, el instrumento, que permita la educación, la formación, de los
individuos.
¿Qué es lo que ocurre cuando les quitamos a los actores
de la comunidad educativa la posibilidad de participar del resultado de esos
procesos?
Con
todo el respeto que merece, yo asumo que eso va llevando a, una vez más y cada
vez más, a alejar al individuo, a la persona, de la razón misma de ser de su
existencia. Porque eso va generando esos procesos que lamentablemente vivimos,
de no dar a la educación el papel que le corresponde. Y si es cierto no es solo
a la educación, a la escuela, a la que le corresponde, formar a esa personalidad,
eso tiene a la larga la repercusión en que la familia haya dejado también de
jugar su papel. Entonces si la familia no juega su papel, si la escuela por
esta manera tan unidireccional y tan directiva de atender solamente el aspecto
formativo y no prestar atención a la forma de cómo esa instrucción puede ir
generando una educación en aquellos valores más elementales, que potencien la
vida humana como valor supremo. Eso nos lleva a desechar actitudes
individualistas, actitudes de desconocimiento total del otro como si fuera mi
enemigo, cuando en realidad es la razón por la que soy.
Una de las cosas que ha caracterizado la relación del
Estado con los profesores es la evaluación docente. ¿Cuán importante es el rol
del profesor en el resultado del proceso educativo y cuando uno se concentra
demasiado en eso, qué es lo que deja de ver?
“El
verdadero sentido de la educación es la formación humana del individuo”
Hablemos de la importancia que tiene el concepto de
comunidad para el resultado de los procesos educativos.
El
tema que me propones es de vital importancia. Si partimos de la visión de la
estrecha relación que hay entre la sociedad y la educación, donde es precisamente
esta sociedad la que nos va determinando, la que va estableciendo cuáles son o
cuáles deben ser los contenidos educativos que la escuela debe reafirmar. Por
eso no se puede desligar que, cuando comenzamos en esa carrera hacia abajo y
llegamos a la comunidad, es importante contextualizar las condiciones concretas
en que esa comunidad se está desarrollando para que la escuela sea realmente el
vehículo, el instrumento, que permita la educación, la formación, de los
individuos.
¿Qué es lo que ocurre cuando les quitamos a los actores
de la comunidad educativa la posibilidad de participar del resultado de esos
procesos?
Con
todo el respeto que merece, yo asumo que eso va llevando a, una vez más y cada
vez más, a alejar al individuo, a la persona, de la razón misma de ser de su
existencia. Porque eso va generando esos procesos que lamentablemente vivimos,
de no dar a la educación el papel que le corresponde. Y si es cierto no es solo
a la educación, a la escuela, a la que le corresponde, formar a esa personalidad,
eso tiene a la larga la repercusión en que la familia haya dejado también de
jugar su papel. Entonces si la familia no juega su papel, si la escuela por
esta manera tan unidireccional y tan directiva de atender solamente el aspecto
formativo y no prestar atención a la forma de cómo esa instrucción puede ir
generando una educación en aquellos valores más elementales, que potencien la
vida humana como valor supremo. Eso nos lleva a desechar actitudes
individualistas, actitudes de desconocimiento total del otro como si fuera mi
enemigo, cuando en realidad es la razón por la que soy.
Una de las cosas que ha caracterizado la relación del
Estado con los profesores es la evaluación docente. ¿Cuán importante es el rol
del profesor en el resultado del proceso educativo y cuando uno se concentra
demasiado en eso, qué es lo que deja de ver?
Es
importante el papel del profesor en el cumplimiento de esa función social para
la que nos formamos y a la que nos dedicamos. Sin embargo este tema de la
evaluación es un tema neurálgico, porque se han estandarizado patrones que
cuantitativamente nos quieren mostrar un desarrollo que en esencia se aleja de
aquellos elementos cualitativos que necesariamente hay que garantizar a través
del proceso de la educación. Entonces, lo más importante a mi modo de ver no es
solo que el desarrollo educacional se mida por resultados cuantitativos en una
evaluación, sino que justamente todo eso vaya significando, además, la
aprehensión de los modos de conductas, de modos verdaderamente humanos. Por ahí
está el gran reto que enfrentamos cada día los educadores, de enseñar pero
también de educar, como una unidad indisoluble entre dos procesos que la
absolutización de uno en detrimento del otro ha llevado a este descontento
general y a esta reclamo que siempre nos hace la sociedad de que la educación
no cumple con su función.
¿Cuál debería ser el verdadero sentido de la educación?
En
pocas palabras, la formación humana del hombre. Es cierto que la vida
competitiva de hoy impide ese éxito y comparto contigo plenamente que ese éxito
es individualizado. ¿Pero qué pasa con el otro, con el que tengo a mi lado?
¿Con el que tengo que formar una vez que concibo mi familia? ¿Cómo ese éxito lo
transmito a mis hijos, si realmente solo estoy pensando en mi yo? Felizmente
pienso que hay una comunidad de educadores que hemos tenido la oportunidad de
conocer en Chile, también en Cuba y otras latitudes, que sí está muy
comprometida con esta concepción. Es cierto que hay que prepararse para la
vida, pero sin olvidar que somos un resultado de las relaciones sociales. Por
lo tanto, el éxito individual tiene que ser en la medida que haga una
contribución social al éxito de un proyecto.
Uno de los objetivos de la educación es reducir las
desigualdades sociales de un país. ¿Cuáles son las luces y sombras de una
mirada como esta?
En
un futuro cercano, podemos incluso llegar a perder la perspectiva de una
transformación en el orden humano que tanto reclamamos y que a veces puede
tildarse de ciencia ficción, porque la realidad concreta apunta a cada vez más
la reafirmación de esos elementos de individualidad. Pero estamos convencidos
de que esa afirmación llevará cada vez más a agudizar la contaminación y el
deterioro ambiental que hay, que va constituyendo un límite para la continuidad
de la especie humana. O cambiamos o perecemos, porque la misma reproducción del
proyecto social que hoy impera en el mundo nos está diciendo que ecológicamente
hay un tope al cual estamos llegando.
Casi todas las personas integran una comunidad educativa.
¿Qué es lo que se puede hacer, cuáles son los recursos que, por ejemplo, los
profesores pueden tener para ir instalando esta idea y contribuir a un
desarrollo distinto de los procesos educativos?
Indiscutiblemente
significa un gran reto. La invitación es a no perder la perspectiva. Pienso que
la vía de la auto superación, de saber que hay alternativas que se imponen. Se
hacen muchas cosas en las escuelas chilenas, en escuelas que incluso hay una
comprensión cabal del contexto en el cual se están desarrollando. Cuando los
profesores exponen sus buenas prácticas, realmente hasta nos emocionamos,
porque si algo debe adornar al educador debe ser ese espíritu constante de
desafiar lo que nos quieren imponer. Porque somos convencidos de que nuestro
rol social es justamente ese, enseñar a pensar, a actuar con convicciones. Es
un gran reto.
La educación en Grecia
Para los antiguos griegos,
los únicos que podían tener acceso a la educación eran los varones. Las
mujeres, salvo las espartanas, la poca educación que tenían era la que podían
aprender de sus madres y abuelas, y se enfocaba a las labores de la casa:
cocina, tratamiento de lana, tejidos, algunos cálculos, música y un poco de
lectura.
La enseñanza no era obligatoria, el padre podía educar o encargar la educación
de sus hijos a otras personas, hasta que este cumpliera los dieciocho años.
Los primeros siete años, el niño griego recibía la educación por parte de su
madre o alguna nodriza. Esta educación consistía en mitologías e historias
tradicionales.
A partir de los siete años,
iniciaba su formación cultural, donde cursaba gramática, música y gimnasia,
comenzaba a leer y a escribir y tenía que aprender versos y fragmentos de
poetas.
La música era muy importante para los griegos, ya que se ésta educaba el alma,
el instrumento por excelencia era la lira, y al parecer, los jóvenes aprendían
a la par de la música, también el canto y la danza.
Es
importante el papel del profesor en el cumplimiento de esa función social para
la que nos formamos y a la que nos dedicamos. Sin embargo este tema de la
evaluación es un tema neurálgico, porque se han estandarizado patrones que
cuantitativamente nos quieren mostrar un desarrollo que en esencia se aleja de
aquellos elementos cualitativos que necesariamente hay que garantizar a través
del proceso de la educación. Entonces, lo más importante a mi modo de ver no es
solo que el desarrollo educacional se mida por resultados cuantitativos en una
evaluación, sino que justamente todo eso vaya significando, además, la
aprehensión de los modos de conductas, de modos verdaderamente humanos. Por ahí
está el gran reto que enfrentamos cada día los educadores, de enseñar pero
también de educar, como una unidad indisoluble entre dos procesos que la
absolutización de uno en detrimento del otro ha llevado a este descontento
general y a esta reclamo que siempre nos hace la sociedad de que la educación
no cumple con su función.
¿Cuál debería ser el verdadero sentido de la educación?
En
pocas palabras, la formación humana del hombre. Es cierto que la vida
competitiva de hoy impide ese éxito y comparto contigo plenamente que ese éxito
es individualizado. ¿Pero qué pasa con el otro, con el que tengo a mi lado?
¿Con el que tengo que formar una vez que concibo mi familia? ¿Cómo ese éxito lo
transmito a mis hijos, si realmente solo estoy pensando en mi yo? Felizmente
pienso que hay una comunidad de educadores que hemos tenido la oportunidad de
conocer en Chile, también en Cuba y otras latitudes, que sí está muy
comprometida con esta concepción. Es cierto que hay que prepararse para la
vida, pero sin olvidar que somos un resultado de las relaciones sociales. Por
lo tanto, el éxito individual tiene que ser en la medida que haga una
contribución social al éxito de un proyecto.
Uno de los objetivos de la educación es reducir las
desigualdades sociales de un país. ¿Cuáles son las luces y sombras de una
mirada como esta?
En
un futuro cercano, podemos incluso llegar a perder la perspectiva de una
transformación en el orden humano que tanto reclamamos y que a veces puede
tildarse de ciencia ficción, porque la realidad concreta apunta a cada vez más
la reafirmación de esos elementos de individualidad. Pero estamos convencidos
de que esa afirmación llevará cada vez más a agudizar la contaminación y el
deterioro ambiental que hay, que va constituyendo un límite para la continuidad
de la especie humana. O cambiamos o perecemos, porque la misma reproducción del
proyecto social que hoy impera en el mundo nos está diciendo que ecológicamente
hay un tope al cual estamos llegando.
Casi todas las personas integran una comunidad educativa.
¿Qué es lo que se puede hacer, cuáles son los recursos que, por ejemplo, los
profesores pueden tener para ir instalando esta idea y contribuir a un
desarrollo distinto de los procesos educativos?
Indiscutiblemente
significa un gran reto. La invitación es a no perder la perspectiva. Pienso que
la vía de la auto superación, de saber que hay alternativas que se imponen. Se
hacen muchas cosas en las escuelas chilenas, en escuelas que incluso hay una
comprensión cabal del contexto en el cual se están desarrollando. Cuando los
profesores exponen sus buenas prácticas, realmente hasta nos emocionamos,
porque si algo debe adornar al educador debe ser ese espíritu constante de
desafiar lo que nos quieren imponer. Porque somos convencidos de que nuestro
rol social es justamente ese, enseñar a pensar, a actuar con convicciones. Es
un gran reto.
La educación en Grecia
Para los antiguos griegos,
los únicos que podían tener acceso a la educación eran los varones. Las
mujeres, salvo las espartanas, la poca educación que tenían era la que podían
aprender de sus madres y abuelas, y se enfocaba a las labores de la casa:
cocina, tratamiento de lana, tejidos, algunos cálculos, música y un poco de
lectura.
La enseñanza no era obligatoria, el padre podía educar o encargar la educación
de sus hijos a otras personas, hasta que este cumpliera los dieciocho años.
Los primeros siete años, el niño griego recibía la educación por parte de su
madre o alguna nodriza. Esta educación consistía en mitologías e historias
tradicionales.
A partir de los siete años,
iniciaba su formación cultural, donde cursaba gramática, música y gimnasia,
comenzaba a leer y a escribir y tenía que aprender versos y fragmentos de
poetas.
La música era muy importante para los griegos, ya que se ésta educaba el alma,
el instrumento por excelencia era la lira, y al parecer, los jóvenes aprendían
a la par de la música, también el canto y la danza.